El rey Alfonso IX de León entregó el templo con su “corral” (edificaciones domésticas agrupadas en forma anular alrededor de una iglesia) y jurisdicción a la Clerecía ( clérigos salmantinos), liberando de todo servicio y tributo real a sus futuros vecinos para que fuera poblado.
Entre los siglos XVI y XVIII experimentó numerosas modificaciones y añadidos , como el pórtico que precedía a la portada o la sacristía adosada.